El mes de diciembre inició con buenas acciones, de esas que te marcan para toda la vida. Hasta el hogar para menores sin amparo familiar: "Sembrado Sonrisas", localizado en Bauta, llegó un matrimonio marieleño, conocido por muchos, por ser capaces de multiplicar amor. La meta era una sola: ser cómplices de la alegría y agradecimiento de los niños y trabajadores que forman parte de este hogar.
Testigo fuimos de que la avaricia no tiene lugar en los que se han permitido soñar y cultivar amor. Compartir lo que se tiene con aquellos que lo necesitan y desprenderse de objetos que guardan valor sentimental, son actos que tocan en lo profundo de las sensibilidades.
Más que una donación de juguetes y ropas, es y será, un acto de Amor.
Gracias Antonio Rodríguez Camueira y Ana María Estape por permitirnos vivir esta inigualable experiencia, donde la fe en el ser humano crece, porque nos hace observar con el corazón.
¡No dejen de brillar!
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